domingo, 28 de marzo de 2010

Libro Diversidad y Complejidad Legal. Aproximaciones a la Antropología e Historia del Derecho.

¿Somos pobres porque somos diversos?

El Perú es diverso no solo por cuestiones culinarias: cuenta con más de 60 grupos étnicos y pueblos indígenas que piensan y sienten de manera diferente. Pero el gobierno prefiere aplicar una simplista receta de desarrollo, como si la sociedad fuese homogénea, y promueve normas que ignoran la complejidad del país. En su libro Diversidad y complejidad legal el abogado y antropólogo Armando Guevara Gil considera que esta postura estatal solo desata conflictos y plantea ver la diversidad como un valor y no como un obstáculo.

Por: Milagros Salazar

Los países no son habitados por identikits. Apenas el 10% de los Estados en el mundo son étnicamente homogéneos. Hay 191 Estados y a la vez cerca de 8 mil grupos étnicos, pueblos indígenas y naciones. Esta multiculturalidad se expresa vivamente en el Perú con 61 grupos étnicos amazónicos, los grandes grupos etnolingüísticos quechua y aimara y “colonias” de migrantes. Por eso la diversidad es una característica casi universal que los gobiernos no pueden ignorar. Esta advertencia la hace Armando Guevara Gil en su libro Diversidad y complejidad legal con el propósito de reflexionar sobre aquello que nos hace diferentes y que es imprescindible reconocer para encontrar formas eficaces de gobierno que eviten conflictos como el de Bagua o los que estallan alrededor de las explotaciones mineras y petroleras. La diversidad no debe verse como la piedra en el zapato en el camino hacia el progreso. Si bien el economista Jürgen Schultz preguntaba irónicamente ¿somos pobres porque somos ricos? para plantear la paradoja del boom de la explotación primaria exportadora que no ha garantizado desarrollo a lo largo de nuestra historia, esa interrogante también podría ser replanteada a la luz de las reflexiones de Guevara: ¿somos pobres porque somos diversos?

Revisemos algunas ideas de la receta gubernamental sobre el desarrollo en busca de respuestas.

Con más inversión privada habrá desarrollo para la mayoría

El presidente Alan García parece haber encontrado una fórmula mágica para que el país repunte: más inversión privada generará más trabajo y esto a su vez crecimiento económico, o sea, desarrollo para la “inmensa mayoría”. García lo ha dicho, lo ha escrito y lo ha aplicado con altos costos sociales en algunos casos sin ver matices ni diferencias en aquellos pueblos en donde sus decisiones podrían tener impacto. ¿Desarrollo para quiénes?, ¿para qué mayoría en un país pluricultural? “Su visión parece del siglo XIX cuando se planteaba una forma única de gestión del territorio. Ha sobrestimado su capacidad de convencimiento, quizás ha querido coronar su idea del desarrollo y lo que ha hecho es generar más conflictos sociales y arrinconar a los pueblos indígenas”, señala Guevara. En sus artículos sobre el síndrome del “Perro del Hortelano”, el presidente señala que hay muchos recursos que no reciben inversión y que no generan trabajo “por el tabú de ideologías superadas”. Pero la existencia de grupos diversos que tienen una visión distinta del territorio y del acceso a los recursos naturales no es un invento. El especialista advierte que la diferencia del derecho de propiedad del suelo y el subsuelo que hace el Estado rompe los esquemas de la mirada integral del territorio que desarrollan los amazónicos.

Guevara ha estudiado en su libro el impacto de los proyectos de desarrollo en el lago Titicaca (1930-2006) y allí descubre este choque de miradas. Explica que si bien los totorales que están sobre el lago, son vistos por el Estado como un recurso natural de la Nación, desde la óptica de las comunidades quechuas y aimaras, estos totorales que son plantados, cosechados y heredados, representan una propiedad familiar o individual como si fuesen parcelas agrícolas en tierra firme a diferencia de las aguas que sí son un espacio colectivo. “Pero si las comunidades circunlacustres se reclaman «dueñas» de los totorales, no lo hacen apelando únicamente a la tradición y la proximidad, sino a una de las fuentes más reconocidas universalmente como origen del derecho a la propiedad y la posesión: el trabajo”, apunta Guevara.

“El Perú es diverso no solo en aspectos gastronómicos, sino sobre todo por su realidad social, cultural, política e histórica, por lo tanto no puede haber una sola política nacional y es vital que las políticas públicas se elaboren en función de esta diversidad para garantizar la convivencia social y la sostenibilidad de los ecosistemas”, reflexiona.

Las comunidades no saben manejar los recursos

Para Alan García, el Perú está lleno de “tierras ociosas porque el dueño no tiene formación ni recursos económicos, por tanto su propiedad es aparente. Esa misma tierra vendida en grandes lotes traería tecnología”. En contraste, Guevara señala: “Existen diferentes lógicas para gestionar los recursos” que deben ser reconocidas y rescatadas para plantear un desarrollo sostenible como el manejo eficiente de los bosques de algunos grupos en la Amazonía. “Porque con la idea de que el crecimiento económico es igual al desarrollo ya hemos sobrexplotado los recursos naturales en un 20% más de lo que la Tierra puede soportar”, asegura Guevara.

“La diversidad es una condición, no un problema. Y no debe verse la exigencia de mayor autonomía de los pueblos indígenas para administrar sus recursos como reclamo de autarquía porque estos grupos también reclaman mayor presencia estatal, servicios mínimos y el respeto a sus derechos”, señala el autor.

En ese sentido, ¿el conflicto de Bagua ha servido para que enfoquemos nuestra atención sobre estas poblaciones? Guevara responde: “Creo que ocasionó un remezón ético y político, pero la inercia histórica de percepciones y prejuicios contra los indígenas ha vuelto a instalarse en el Estado y la sociedad en su conjunto”.

Solucionemos los problemas vía decreto

Para Guevara existe un conflicto entre la normatividad estatal y las prácticas consuetudinarias de las comunidades. Considera por ello que está condenado al fracaso cualquier proyecto de desarrollo que “asuma intervenir en un paisaje social normativamente vacío” o que ignore la importancia del derecho en esta tarea.

“Cada vez más las leyes se alejan de la realidad. El Derecho es un mecanismo para solucionar conflictos, pero ahora los crea como vemos en las contradicciones entre el régimen ambiental y el de concesiones en industrias extractivas”, asegura.

Pese a que existe un Estado con un aparato legislativo gigantesco, Guevara lo califica de “anémico” por su incapacidad para aplicar las normas y gozar de legitimidad. El rechazo de los indígenas a los decretos del régimen aprista para promover la inversión privada en sus territorios lo demuestra.

Ingresemos al mundo global con los TLC

La pluralidad legal de la que habla Guevara también se da en el proceso de globalización. “Ya no es un problema del Estado versus el indígena sino que es un fenómeno que tenemos que aprender a manejar integralmente debido al impacto de la globalización económica en el derecho nacional”.

En un lado de la balanza, el Perú se ha insertado en la economía global con los tratados de libre comercio a los que le otorga plena vigencia y respeto, pero en el otro lado están los instrumentos internacionales de derechos humanos a los que no siempre considera vinculantes como sucede con el Convenio 169 de la OIT que garantiza la consulta previa a los pueblos indígenas. “El Estado debe asumir la globalización en todos sus frentes, incluido el de derechos humanos y el ambiental”, señala.

Guevara plantea reformar el derecho y desterrar “los lugares comunes que han reemplazado la investigación empírica porque lo que necesitamos es conocer mejor nuestra diversidad como fuente de riqueza y no como causa de la pobreza”.

Perfil

Nombre: Armando Guevara Gil

Estudios: Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Maestría en Antropología Cultural en la Universidad de Wisconsin-Madison.

Cargo: Profesor asociado del Departamento de Derecho y de la Escuela de Posgrado de la PUCP. También es miembro ordinario del Instituto Riva-Agüero.

Publicaciones: Propiedad agraria y Derecho colonial: los documentos de la hacienda Santoris, Cusco 1543-1822 (1993); Agua y derecho (Editor con Rutgerd Boelens y David Getches, 2006); Derecho, instituciones y procesos históricos (editor con José de la Puente, 2008); Derechos y Conflictos de Agua en el Perú (editor, 2008), Diversidad y Complejidad Legal (2009).

Fuente: Diario La República (Suplemento Domingo). 21 de Marzo del 2010.

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