miércoles, 14 de abril de 2010

Libro: Armas de persuasión masiva. Retórica y ritual en la Guerra del Pacífico. Carmen Mc Evoy.

Mc Evoy y la construcción nacionalista

Por: Martín Tanaka (Politólogo)

Esta semana se presentó el último libro de la historiadora Carmen Mc Evoy, Armas de persuasión masiva. Retórica y ritual en la Guerra del Pacífico (Santiago, CIP, 2010), que compila discursos eclesiásticos, políticos y militares de personajes chilenos que muestran, como argumenta la autora en su valioso estudio preliminar, de qué manera se construyó el discurso nacionalista en Chile, aprovechando la victoria en la Guerra del Pacífico.

Chile tenía que desarrollar un discurso que justificara la invasión, ocupación y conquista de territorios ajenos, y que al mismo tiempo aprovechara el entusiasmo por el triunfo. Así, Perú habría actuado de manera desagradecida frente el apoyo chileno en las guerras de independencia y la de 1866, y con perfidia al aliarse secretamente con Bolivia. El que Chile hubiera vencido a dos países, incursionando en territorios agrestes y desconocidos, sería muestra de su superioridad como nación; seríamos un país decadente, marcado por la corrupción, la debilidad, el salvajismo, por lo que la incursión chilena asumía un carácter civilizatorio, bendecido por la voluntad divina.

El libro demuestra cómo funcionan los artificiosos mecanismos de construcción de identidades nacionales; en realidad, Chile distaba de ser el país que esos discursos querían proyectar. Chile vivió importantes guerras civiles en los años posteriores a su independencia, en 1851, y después de la guerra, en 1891. Más todavía, durante la guerra, diversos levantamientos de la población mapuche eran aplastados a sangre y fuego. Si bien Chile avanzó relativamente más que otros países en cuanto a consolidación estatal, lo hizo sobre la base de un modelo elitista, autoritario, excluyente. De allí que al inicio de la guerra hubiera preocupación por la lealtad de los “rotos” ante un ejército comandado por “aristócratas”, “pelucones”.

Lo curioso es que, del lado peruano, no encontramos narrativas nacionalistas exitosas que cuestionaran la construcción chilena, sino discursos fuertemente críticos, desde González Prada hasta nuestros días, que por el contrario parecen confirmarlo. Desde este ángulo perdimos la guerra por no tener clase dirigente, por estar divididos, por nuestro fracaso en la construcción de un Estado-nacional. Así, paradójicamente, la exaltación nacionalista chilena se acopló perfectamente con una narrativa derrotista de nuestro lado: en efecto, habríamos perdido porque no teníamos lo que Chile sí tenía.

Así, el libro de Mc Evoy no solo es pertinente para desmontar la ideología nacionalista chilena, también para cuestionar elementos en nuestra historiografía que pasan por alto importantes logros y esfuerzos de construcción estatal y nacional en el siglo XIX. En tanto asumamos que ni los chilenos eran tan superiores, ni nosotros tan inferiores, podremos encontrar un punto en el que podamos relacionarnos sin complejos como lo que somos: iguales.


Fuente: Diario La República. Dom, 28/03/2010.
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sábado, 10 de abril de 2010

¿Quién soy y... cuántos? - Un viaje filosófico. Richard David Precht.

La gravedad del yo

Richard David Precht ha escrito el libro de filosofía de mayor éxito de Alemania. El bestseller “Wer bin ich - und wenn ja, wie viele” ya ha sido traducido a 16 idiomas.

Por: Erna Lackner

Cuando alguien puede narrar un largo viaje con un equipaje pesado con tanta facilidad y ligereza y al mismo tiempo con tantas facetas como lo hace Richard David Precht, es un verdadero placer. Y un logro que se ve recompensado con, hasta ahora, 700.000 lectores en 16 idiomas. Un bestseller alemán de una materia que no invita de antemano a ensoñaciones: la filosofía. Pero con Precht como guía de viaje se puede dar una estimulante vuelta al mundo incluso con mercancía kantiana o wittgensteiniana. Tiene un don para popularizar la filosofía y servirla de forma sucinta, pero sustanciosa, para que le guste también a lectores cuyo trabajo no se desarrolla en la torre de marfil de la filosofía, pero que de vez en cuando se preguntan de dónde vienen, a dónde van y qué sentido tiene todo esto.

Para ellos, Richard David Precht, nacido en 1964, ha encontrado un título que parece un sinsentido, pero también misteriosamente inteligente: “Wer bin ich – und wenn ja, wie viele?” (Quién soy yo – y en caso de que sí, ¿cuántos?) Es la frase nocturna de un amigo afónico, revela el autor, a quien le gusta intercalar anécdotas y vivencias agradables.

Ya se trate de una extraña poesía o más bien de un título elaborado con instinto para un superventas, éste podría suponer también un handicap. Los compradores de libros que ignoran por principio este tipo de títulos de autoayuda pueden sencillamente haber pasado por alto que tras la humorística portada se esconde una competente narración con preguntas filosóficas, cuyo atractivo consiste en que las respuestas de Descartes, Rousseau, Nietzsche, Sigmund Freud y compañía son adaptadas al estado de las ciencias actuales. Sobre todo a la ­investigación cerebral, en la que Precht ­recala fascinado una y otra vez, para al final preferir seguir siendo kantiano.

El libro no es sólo un veloz viaje en el tiempo, sino también un bosquejo fácil de ­entender de la investigación cerebral, desde sus curiosos comienzos hasta los últimos estudios, con “emocionantes impulsos” y ecos de aquella arrogancia con la que los “investigadores cerebrales creen que su ­investigación deja sin trabajo a la filosofía y quizás también a la psicología”. Precht sabe poner de manifiesto este tipo de controversias, que dejan claras las luchas de rango en nuestra era neurobiológica, por ejemplo entre freudianos e investigadores cerebrales, que “quieren tachar el yo”. Y él muestra el gran bosque, que con tanto ­árbol apenas se puede abarcar con la vista. En sus propias palabras, es una “ayu­da para orientarse en la espesura de las ­ciencias”.

Con “Wer bin ich – und wenn ja, wie viele?”, Precht se ha adentrado en una vereda de tres partes con las preguntas básicas de Kant: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? En el primer capítulo, ilustra, con ayudas iniciales como la canción de John Lennon “Lucy in the Sky with Diamonds“, los requisitos previos del pensamiento. Cómo pudo empezar todo con los animales humanos hace millones de años, cuando el tamaño del cerebro se triplicó bruscamente.

La precaria frontera entre humanos y animales es un tema central que también trata en la segunda parte sobre la ética, el área clásica de la filosofía: ¿Es el ser humano un animal moral? ¿Debemos comer animales? ¿Cómo deberíamos tratar a los antropoides? Para incitar la reflexión, Precht ilustra a veces un escenario de terror en el que el hombre no es el rey de la creación, sino también meramente material animal.

De nuevo con Kant y, esta vez, con el utilitarista Jeremy Bentham profundiza en cuestiones bioéticas que hacen tambalear los fundamentos cristianos y que hace tiempo que conmocionan la jurisprudencia y la medicina. Los investigadores cerebrales especialmente se han “hecho en cierta medida con el poder de interpretar”, opinaba hace poco Precht en una entrevista para la revista “Stern”. Pero las ciencias y las letras debían volver a ir de la mano cuando se trate de los seres humanos. La filosofía no debe limitarse a “la restauración de construcciones antiguas en el ámbito intelectual”, sino que tiene que ocuparse de las preguntas actuales: “La filosofía sin las ciencias naturales está vacía, y las ciencias naturales sin la filosofía están ­ciegas”.

Richard David Precht establece diversas uniones transversales, no sólo entre las islas de las diferentes ciencias. En su “viaje filosófico”, entrecruza una y otra vez los términos antagónicos razón y sentimiento. ¿Quién rige el mundo? ¿Sigue teniendo ­vigencia el imperativo categórico de Kant sobre el ser bueno? ¿Y qué está hoy en boga? La razón es sólo un lacayo de la voluntad, opinaba Schopenhauer. ¿Quién está al mando en el cerebro? ¿Tiene el yo sólo una base material? ¿Es sólo el producto de neuronas, sustancias transmisoras, hormonas? ¿Qué ocurre en el compartimento superior del cerebro? Precht tiene que volver a recurrir al taller de los investigadores cerebrales, al lóbulo frontal y a las neuronas espejo, pero el sabe hablar sobre ciencia como un escritor de novelas de suspenso. Con competencia y precisión, pero también con valor para comprimir, omitir y con vivaces entramados, así como con un lenguaje coloquial consigue un estilo elegante y atractivo. Hoy ya no tiene ningún sentido, dice Precht, escribir como Kant, que se basaba en la gramática latina escolar, o como Hegel, “un pésimo estilista”, “Hegel realmente no sabía escribir, ése es uno de los motivos por los que sus textos son tan difíciles”. Su propia disertación sobre “la deslizante lógica del alma en Robert Musil” es un “rollo pomposo”, reconoce Precht, pero él afortunadamente dice ­haberse liberado de la complejidad y de la jerga inculcadas en la universidad.

Y ¿qué pueden esperar los seres humanos? La tercera parte del “viaje filosófico” trata sobre Dios, la libertad y la propiedad, la justicia, la felicidad y el amor de la mano de Anselmo de Canterbury, Husserl y Sartre, Luhmann y Epicuro. Terminado esto, Precht –que vive con su mujer, la periodista de televisión luxemburguesa Caroline Mart, y un total de cuatro hijos– ya ha pasado al siguiente libro que se publicará en marzo de 2009: “Liebe. Ein unordentliches Gefühl” (El amor. Un sentimiento desordenado). Un recorrido de obstáculos que también podría convertirse fácilmente en uno de los más vendidos.

Fuente: http://www.magazine-deutschland.de/es

viernes, 2 de abril de 2010

Libro ¿Qué es la Democracia? de Giovanni Sartori.

Teoría de la Democracia

Podríamos decir que Giovanni Sartori tiene una doble personalidad: la más conocida, la del abuelete que de cuando en cuando lanza al mercado libros destinados a provocar, a generar debates intelectuales y, sobre todo, a vender. Es el Sartori de libros como Homo videns o Multiculturalismo y democracia, caracterizados por mostrar una visión altamente crítica y negativa de ciertos aspectos de la sociedad, por el escaso número de páginas y la enorme tipografía y, naturalmente, por su elevado precio. Si estas fueran las únicas aportaciones de Sartori al mundo del pensamiento, no sería arriesgado decir que nuestro hombre está preparado para engrosar la plana de cualquier periódico español como comentarista de calidad.

Afortunadamente, no es este el único Sartori que nos encontramos. Existe otro, que en realidad antecede al más conocido (o, sintomáticamente, al único conocido), que se ha pasado la vida elaborando sesudos estudios de ciencia política que hoy día ocupan un lugar muy importante en la disciplina, hasta tal punto que estamos en condiciones de afirmar que en España debe haber casi 5 personas que los hayan leído.

Yo soy una de esas personas. Echándole un par de huevos. Y la verdad es que el libro, o mejor dicho, los libros, porque son dos los volúmenes que integran Teoría de la democracia, tiene muchos aspectos interesantes que ofrecer al lector, particularmente si el lector es una de las 5 personas que hay en España interesadas en la política no como vehículo para enriquecerse o como mecanismo de expresión de determinadas frustraciones y/o deseos. Huelga decir que yo no soy una de esas 5 personas, pero ahí me tienen, uno lee muchas cosas en esta vida (con Teoría de la democracia, en mi caso, ya van tres), así que, dado que he leído algo, ¿por qué no hacer, de paso, una reseña para La Página Definitiva?

Lo primero que hay que decir es que este es un libro sobre teoría política, pero también es un libro político. El autor adopta desde el principio una posición ideológica (liberal - conservadurismo) que al principio es implícita y poco a poco va aflorando conforme nos cuenta lo malos que son los socialcomunistas. Eso sí, todos los preceptos que muestra el libro están revestidos de una compleja argumentación para justificar los lugares a los que llega Sartori, hasta tal punto que incluso puede resultar fatigoso; por ejemplo, para definirnos lo que es la democracia, Sartori "se gusta" durante 25 páginas preliminares explicándonos lo que es una definición, para llegar a la conclusión de que es muy difícil definir la democracia, pues las acepciones del término son múltiples a lo largo de los siglos, y aún hoy continúan entrecruzándose. Eso sí, nos queda muy claro lo que es una definición.

Entrando ya en el análisis del libro por partes, Sartori divide su obra en dos mitades, tituladas "El debate contemporáneo" y "Los problemas clásicos". Curiosamente, "El debate contemporáneo" es el volumen I, para después pasar a los problemas clásicos. Aunque sea muy original, esta división no parece demasiado justificada, pues es perfectamente plausible leerse el libro "al revés", comenzando por Grecia y acabando por el presente, y posiblemente sea más operativo. En cualquier caso, entre las cosas que comenta Sartori, que son muchas y de forma exhaustiva, podríamos destacar las siguientes:

- Sartori considera que la democracia representativa, con todos sus defectos, es hoy por hoy la única viable. Rechaza, naturalmente, las eufemísticamente llamadas "democracias populares", pero también los eventuales experimentos de democracia directa aprovechando las ventajas de la tecnología. Esto último, como es obvio, constituye un grave error, por múltiples razones históricas, éticas, políticas y peripatéticas, pero fundamentalmente por un motivo: porque somos de otra opinión. Y para demostrarlo, véanlo aquí.

- Por el mismo motivo, Sartori rechaza toda equiparación entre la democracia ateniense y los modelos contemporáneos, pues estos últimos son muchísimo más complejos y están pensados para sociedades gigantescas en comparación con el pequeño número de ciudadanos de la Atenas clásica. También hay otra razón: la democracia, según nos explicó Aristóteles, en su acepción ateniense, era una de las formas políticas "corruptas". El estagirita (¿nació en la laguna Estigia?) distinguió tres formas de gobierno "buenas" (monarquía, aristocracia, politeia) y sus correspondientes formas corruptas (tiranía, oligarquía, democracia). Para Aristóteles, por supuesto, la mejor forma posible es la aristocracia, en la que indudablemente él se incluía, mientras que la democracia no sería sólo el "gobierno de los muchos", sino el "gobierno de los pobres" o, más directamente, "gobierno de los peores". Aristóteles vio cómo la democracia en Atenas se convirtió en tiranía a causa de las locuras de los ciudadanos, que pasaban el rato aprobando leyes que eran derogadas a los quince minutos, atacando a los ciudadanos más válidos y promocionando a los mediocres. A Sartori se le ve mucho aquí el plumero cuando habla del peligro de que la democracia caiga en el populismo.

- Sartori deja muy claro al final del libro que aquí, democracia, sólo si se trata de una democracia liberal fundamentada en un mercado libre. Sartori se lamenta de lo cruel que es el mercado, de que contribuye a insertarnos en un modelo mecanicista, pero al mismo tiempo no ahorra elogios respecto a su funcionamiento. Volvemos a leer todo aquello de la "mano invisible" de inspiración divina (absurdo, todos sabemos que la "mano invisible" fue, desde 1996 hasta 2000, José María Aznar, y a partir de entonces los pérfidos extranjeros), de cómo el mercado se autorregula de forma "natural", etc. En líneas generales, diríase que a Sartori no le parecería del todo mal volver a un modelo de sufragio censitario, con lo que habrá que decir que es un elitista salvo si me incluye en el censo.

- Por último, los ataques al marxismo en todas sus formas son continuos e implacables. Sólo hay una forma alternativa al modelo capitalista liberal a la que Sartori le concede una mínima credibilidad, el "socialismo de mercado" (una especie de híbrido entre el experimento yugoslavo y las socialdemocracias escandinavas; es preciso aclarar que cuando Sartori escribió el libro "Yugoslavia" aún era un país, no siete). Salva la figura humana de Marx (es decir, sus buenas intenciones) para rechazar todo lo que, en los planos económico y político, elaboró el pensador alemán, aunque también ponga de relieve que la interpretación que comúnmente se hace del pensamiento marxista supone una tergiversación radical de sus planteamientos iniciales, por ejemplo con el uso del concepto "dictadura del proletariado", que en Marx es marginal y después se convierte en uno de los puntos fundamentales de los sistemas comunistas, a los que, naturalmente, Sartori manda a los infiernos, comenzando por la Unión Soviética (nuevamente advertimos de que todo esto Sartori lo escribió en plena guerra fría, y el muy vago aún no lo ha actualizado). Y elabora una crítica brillante por momentos, a veces incluso divertida por las maldades que introduce en su discurso (ya dijimos que se trata de un texto político):

"Para Lenin, la asociación básica, inamovible e inmutable era que 'la democracia es igual que el Estado'. Su leitmotiv era: puesto que el Estado es malo, también lo es la democracia (...) Pero cuando Lenin abordó la segunda fase, la dictadura del proletariado, cambió de sintonía. Mantenía que la dictadura del proletariado era 'más democrática' que la democracia burguesa. Si quería decir que en este caso el ejercicio de la violencia era más intenso y sistemático que antes, nada que objetar". (pp. 555 - 556)

En resumen, el libro de Sartori es un enorme ejercicio de erudición, un interesante ensayo político, y también un "manual de uso de la democracia" desde una perspectiva política muy definida. El libro se lee con gusto, aunque en ocasiones resulte un poco cargante, y se le puede sacar bastante jugo. Hay que reconocer que la visión que Sartori muestra de las cosas resulta en ocasiones muy sugestiva. Eso sí, es un libro que corre el riesgo de quedarse anticuado, y no tanto por la caída de los regímenes comunistas como por algo mucho más importante: el amanecer y el ocaso del felipismo, que ha cambiado totalmente las reglas del juego político.

Fuente: Lapáginadefinitiva.com

Recomendado: Definir la Democracia.